Hasta ahora, los pulmones artificiales sólo podían funcionar con oxígeno, y no aceptaban las impurezas del aire, pero gracias a Joe Potkay y su equipo, de la Universidad de Case Western Reserve, en Estados Unidos, se ha conseguido eliminar esa barrera.
Se espera que este importante avance en la tecnología, pueda comenzar a ser implantado en dentro de aproximadamente una década en pacientes que esperan uno natural, o que utilizan ese, mientras el suyo se recupera, además de poderse usar durante días, mientras que los actuales pulmones artificiales, son muy aparatosos y necesitan un constante suministro de pesadas bombonas de oxígeno para su funcionamiento.
Este hecho hace soñar con un futuro, aunque aún lejano, en el que poder sustituir, de manera definitiva, algún órgano natural, que haya dejado de funcionar correctamente por un órgano artificial, que pueda realizar su misma función sin que suponga ningún problema para el paciente.
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